Con la llegada de la pandemia se han postergado alrededor de 50 procesos electorales este año en el mundo. Entre ellos las regionales de España, y las municipales de Inglaterra y Francia, que finalmente se realizaron, pero un poco más tarde.
En el caso de América Latina, 12 procesos electorales han sido pospuestos este 2020 y dependiendo cómo se desarrolle la pandemia, estamos esperando con mucha incertidumbre, las elecciones del 2021.
Los desafíos para las elecciones más cercanas, tal es el caso de las elecciones departamentales y municipales en Uruguay, seguidas por las elecciones generales en Bolivia, el plebiscito en Chile, las elecciones locales en Brasil, las primarias en Chile y las legislativas en Venezuela, son enormes; el mundo está navegando en aguas poco exploradas. La incertidumbre se apodera de todos y estamos conscientes de que nadie estaba preparado para enfrentar una crisis de tal magnitud.
Hasta el 11 de septiembre de 2020, un total de 8.032.676 casos de COVID-19 han sido registrados en América Latina y el Caribe. Brasil es el país más afectado por esta pandemia en la región, con más de 4,2 millones de casos confirmados. Perú se ubica en segundo lugar, con alrededor de 710 mil infectados. México, por su parte, ha registrado un total de 652,2 mil casos. Dentro de los países más afectados por el nuevo tipo de coronavirus en América Latina también se encuentran Ecuador, Chile, Argentina, República Dominicana y Colombia.
Hacer campañas territoriales hoy es prácticamente imposible, aunque vimos que en el caso de República Dominicana y ahora en Bolivia, algunos partidos políticos, de la manera más irresponsable, salen a las calles ocasionando grandes aglomeraciones, sin respetar el distanciamiento social y las medidas de bioseguridad, poniendo en riesgo la salud de los miembros de su partido y de sus seguidores.
A juzgar por cómo se están desarrollando las campañas electorales en estos países, podríamos concluir, de que no se está entendiendo bien cuáles son los beneficios de hacer campañas digitales.
La tecnología es una aliada imprescindible para adaptarse a este nuevo escenario. El proceso de incorporación de la tecnología ya se había iniciado en nuestra región, sin embargo, muchos políticos han aterrizado a las campañas digitales de la peor manera, utilizando estas herramientas de forma muy improvisada, quizá por la falta de experiencia, o tal vez, porque no cuentan con un equipo de estrategia digital que lleve adelante una campaña y una comunicación digital adecuada.
Una de las características de los ciudadanos en nuestra región es que van a votar con poca o prácticamente ninguna información sobre las ofertas o programas electorales de los partidos políticos, y aunque esta información está en las páginas oficiales de cada partido, la mayoría de la gente no lee estas ofertas electorales.
Aparentemente una de las razones para que ocurra este fenómeno, es la infoxicación, o sobrecarga de información difícil de procesar, una característica que la tecnología ha traído como consecuencia.
Algunas herramientas muy útiles son, por ejemplo, las Open API y también las Apps, ambas, a su manera, permiten centrarse en las necesidades del consumidor, el objetivo de estas funciones es darle al ciudadano las propuestas electorales de manera sencilla, abierta, simplificada, fácil, simple y delimitada de acuerdo a sus preferencias, a sus afinidades, a su zona y a sus necesidades.
Es decir que, el ciudadano no tiene que leer necesariamente las innumerables páginas de todo el programa electoral de cada partido, sino, simplemente la información de su interés.
Cuanto más informado esté el ciudadano, mejores decisiones podrá tomar y la tecnología con el uso adecuado de las aplicaciones móviles para hacer un seguimiento de los anuncios electorales, la cobertura de la campaña, la intención de voto, las últimas encuestas, etc. puede marcar la diferencia.
El propósito es mejorar la transparencia política a través de la obtención de tendencias, intenciones de voto y predicciones de resultados.
Es importante entender que las campañas digitales no deben centrar toda la atención solo en el impacto real de las redes sociales en los procesos electorales, sino también, en el poder de convocatoria de las aplicaciones móviles para hacer más accesibles, e incluso tangibles, acontecimientos que estábamos acostumbrados a seguir casi exclusivamente a través de la radio y de la televisión.
El voto informado es sinónimo de transparencia en esta era de democracia digital.
Referencias:
statista.com
Transparencia Electoral