Los debates políticos se han convertido en un elemento fundamental para convencer al elector que todavía no decide su voto. Aunque en nuestro país no hay cultura de discutir las propuestas y programas de gobierno o gestión, nos sorprende gratamente que existan organizaciones interesadas en motivar estos foros.
En países de la Europa occidental como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido son las televisoras estatales las encargadas de hacer llegar a los posibles votantes los encuentros con los candidatos.
En el caso de la capital financiera de Europa, Alemania, les llaman Tertulias de Elefantes, por la categoría política de quienes participan en estas discusiones. Los Estados Unidos tienen la Comisión para los Debates Presidenciales, y esta entidad es la responsable desde el año 1988 de organizar los encuentros. Es una organización privada sin fines de lucro, gestionada por los Partidos Demócrata y Republicano, financiada por donaciones de empresarios, con un fin esencialmente sancionador y que no interfiere en las decisiones relevantes de los candidatos para negociar los temas a tratar entre ellos.
La Ley No.28 del año 2000 regula en Italia la participación de los candidatos en los debates electorales y su presencia en los medios de comunicación durante el período de campaña previo a los comicios, indicando expresamente la igualdad de oportunidades a participar y en las mismas franjas horarias.
Los políticos del Reino Unido han cumplido 10 años de debates televisivos, lo que evidencia el papel decisivo de estas discusiones en las campañas electorales.
Imperdonable es no referir que en Francia los debates no solamente marcan el resultado de las elecciones, sino también la historia. En 1988 François Mitterrand llamó a Jacques Chirac “Monsieur le premier ministre”, expresando claramente quien era y quién sería el presidente, esto, ante 30 millones de espectadores.
Los debates nacen de una idea y se argumentan con los hechos y los juicios.
República Dominicana tendrá elecciones presidenciales y congresuales el próximo 5 de julio, lo que nos hace advertir una extraordinaria oportunidad para que por fin, nuestros líderes políticos candidatos a la presidencia, puedan presentar y discutir sus proyectos ante la ciudadanía.
Para prometer cambio o nuevas ideas, es imprescindible adecentar la práctica política. El ejercicio político-electoral no debe reducirse a las donaciones, dádivas o enfocarse en fomentar el clientelismo, la ciudadanía debe reconocer quién concentra las habilidades, experiencias y mejores propuestas para dirigir el país, ante el desafío económico al que nos enfrentamos.
El debate político previo a las elecciones no debe generar polémica. Quién aspire a la presidencia de la República, tiene la obligación de mostrar capacidad para socializar y argumentar su perspectiva sobre la Inversión Económica Extranjera, los nearshore, la geopolítica, geoeconómica, energía, el Estado de Derecho y la transformación digital en la innegable realidad mundial post COVID19.
¡Queremos debate!