Esta semana ha concluido en medio de la reacción pública por los movimientos introducidos por el presidente Luís Abinader en su gabinete, celebrados por algunos pero considerados insuficientes por muchos otros.
Es claro que la principal decisión fue el relevo del ex dirigente magisterial Roberto Fulcar como ministro de Educación, quien pasa a desempeñar el cargo de Ministro sin cartera, luego que el funcionario fuera centro de varios escándalos por supuestas irregularidades en la contratación de libros digitales y la falta de entrega al Ministerio de Educación de miles de tabletas contratadas para el año escolar recién concluido.
La salida de Fulcar, aplaudida por muchos, fue también criticada, no por su relevo, sino por el hecho que el mandatario decidiera mantenerlo como parte de su gobierno, en una posición en la que no tendrá función o responsabilidad alguna y si una muy alta remuneración.
Los movimientos en el tren del gobierno estuvieron precedidos por la salida de la renuncia del Superintendente de Electricidad (SIE), luego que se denunciara que se había incrementado su salario en un elevadísimo porcentaje, en momentos en que el Gobierno se ha visto forzado a congelar los aumentos programados en el precio de la tarifa eléctrica.
Y también por los muy criticados aumentos salariales en otras dependencias públicas, calificados como “inoportunos” por el propio presidente Abinader, no obstante su legalidad.
En términos de opinión pública, los movimientos dispuestos por Abinader no parecen haber tenido un balance positivo, porque en amplios sectores persiste el reclamo de que el presidente debe profundizar los cambios y destituciones en su gobierno.
Algunos reclamos de destituciones tienen nombre y apellido, pero lo importante es que reflejan que los movimientos introducidos por Abinader no han satisfecho las expectativas que amplios núcleos del país se habían forjado, en el entendido de que el mandatario aprovecharía este mes de agosto para sumarse a la tradición política de hacer cambios profundos en su administración en aras de mejorar su desempeño.
A mitad de su gobierno, los cambios recientes en el tren gubernamental no lucen haber arrojado el resultado que esperaba un presidente evidentemente resuelto a buscar un segundo mandato presidencial. Los vientos de cambio político en el país soplan desde la oposición, escenario que el expresidente Leonel Fernández domina ampliamente, en el que no cesa de crecer en la intención del voto de los dominicanos y su partido, Fuerza del Pueblo (FP) expandirse, en términos orgánicos, superando el millón trescientos mil inscritos y apuntado a cotas superiores.
Willy Rafael Alejandro Carmona
8 de agosto de 2022 a las 8:36 am
Nada más insuficiente que las patadas de aquel cuasi ahogado. La falta de identificación de la clase gobernante con los más desposeídos es brutal y no concierta las políticas públicas. Es hora de un gobierno que conozca las idiosincrasia del pueblo y conozca sus necesidades.