Están dadas todas las condiciones para una guerra fría de magnitud mundial, países con capacidad armamentista para destruir el mundo en minutos se ven en la obligación de usar estrategias de ataques diferentes al fuego para combatir a sus enemigos. Atacar la economía, la comunicación aérea, marítima y virtual, la educación, y con estos y otros elementos, el desarrollo y la paz de uno al otro.
Muy triste y lamentable decisión en contra de las nuevas generaciones que ven tronchado su presente y futuro, y ala vez desafiados en sus valores patrios y su fuerza moral.
La Post-Guerra mundial significó enfrentamientos políticos, económico, social, ideológico, militar e informativo iniciados tras finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el bloque Occidental, liderado por los Estados Unidos, y el bloque del Este, liderado por la Unión Soviética.
Durante décadas, estadounidenses y soviéticos compitieron por extender su influencia en muchos ámbitos: fabricación de armamento, competiciones deportivas, acuerdos comerciales, exploración espacial… Todo por demostrar que su sistema era mejor.
Esta enemistad nunca llegó a estallar en una guerra, por eso se le llama “Guerra Fría”.
Estados Unidos y la URSS peleaban para imponer su modelo social, político y económico al resto del mundo.
El capitalismo versus socialismo, el primero propone un modelo político y económico en el que propiedad privada y empresas juegan un papel muy importante. Destaca las iniciativas privadas antes que fortalecer los servicios públicos.
El segundo, el comunismo pone de relieve las políticas y servicios sociales promovidos por el gobierno. En un país comunista, el gobierno es propietario de los recursos públicos (producción de las fábricas, servicios sanitarios, educación) para distribuirlos entre la sociedad.
La antigua URSS instauró el sistema comunista en sus territorios, como Rusia, pero también lo exportó a países como China, Cuba o Venezuela. Estados Unidos exportó el sistema capitalista a la mayoría de países occidentales. Influyendo de forma ilícita en el gobierno de países extranjeros apoyando varios golpes de estado.
La historia considera que la Guerra Fría terminó con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desaparición de la Unión Soviética en 1991.
Ideologías muy diferentes revelan que todavía el mundo sigue dividido. En ese sentido, Estados Unidos influye despiadadamente sobre la familia Castro en Cuba, el régimen de Corea del Norte o el gobierno comunista chino.
Y Rusia, el país más importante de la antigua URSS, sigue rivalizando con Estados Unidos para extender su influencia a nivel global. Ambos gobiernos quieren mantener su autoridad y, para conseguirlo, se posicionan en conflictos internacionales.
Que triste ejemplo estamos mirando desde la madrugada de ayer en Ucrania. Cuanto dolor ha causado esto en pleno siglo 21. Imponer su autoridad es lo que les interesa a estas naciones y nada más.
Dios nos ampare, a pesar de que la rivalidad parece ser el estado natural del ser humano y se refleja en que en todas las acciones al desarrollarse una idea, un proyecto, una era, siempre hay uno que quiere imponerse a los demás, aunque ello suponga menor crecimiento y quebrante la paz de muchos.