Como país, nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia política, donde la integridad de nuestra democracia está siendo puesta a prueba de una manera sin precedentes.
Es evidente que algunos líderes de la oposición política han perdido de vista los principios fundamentales que nos unen en esta lucha por un país más justo y próspero. En lugar de representar los intereses del pueblo dominicano, pareciera que están más preocupados por alinearse con la agenda oficialista, olvidando que su deber primordial es ser la voz de aquellos que no pueden ser escuchados, como diría el inmortal y prócer de la Patria, el profesor Juan Bosch, “los hijos de machepa”.
Esta lamentable situación de coincidencias entre la agenda de una parte de la oposición y la del gobierno que destruye nuestra nación, no solo es decepcionante, sino que representa un grave peligro para nuestra democracia. La fragmentación del voto opositor solo fortalece al partido de gobierno y socava la posibilidad de un cambio de rumbo en las próximas elecciones del 19 de mayo.
Como político de oposición, no puedo quedarme callado ante esta situación con tufo a traición política, no contra la cohesión de la oposición, sino contra los intereses de todos los partidos opositores y en especial al pueblo dominicano. Es nuestro deber moral y político defender los valores democráticos y luchar incansablemente por el bienestar de nuestra gente.
No podemos permitir que intereses personales o políticos nublen nuestro juicio y nos aparten del camino hacia un triunfo que aseguraría un mejor futuro para todos.
Insto a todos mis compañeros opositores a reflexionar profundamente sobre sus acciones y a recordar por qué nos involucramos en la política, en primer lugar: para servir al pueblo y defender sus derechos e intereses. Es hora de dejar de lado las diferencias y unirnos en una sola voz en contra de los abusos del poder y la opresión.
El pueblo dominicano merece líderes que estén dispuestos a sacrificarse por el bien común, que estén comprometidos con la verdad y la sinceridad y que estén dispuestos a defender la democracia, incluso cuando enfrentamos los desafíos más difíciles como en la actual coyuntura.
No nos dejemos engañar por aquellos que buscan dividirnos y debilitarnos. Es momento de levantarnos juntos, con valentía y determinación, y trabajar incansablemente por un futuro en el que todos los dominicanos tengan la oportunidad de prosperar.
De no osbtemperar, la historia nos juzgará no por nuestras palabras, sino por nuestras acciones en defensa de la libertad y la justicia. El pueblo dominicano nos está mirando, juntos, podemos construir un país con instituciones democráticas más fuertes, más justa y más libre para las generaciones venideras.