Es un hecho constatado que la economía mundial está creciendo, en lo que va de año a una tasa mucho menor que la proyectada por los organismos internacionales para este año 2022.
También la gente está padeciendo un aumento de los precios de los productos, de los alimentos y muchos servicios en todo el mundo.
La inflación se ha triplicado, tomando como parámetro la proyectada, mientras el crecimiento de las economías se ha reducido a la mitad.
Este 2022 debió ser el de la recuperación real después de casi dos años de pandemia por el Covid-19, pero la guerra rusa contra Ucrania y sus consecuencias económicas, han complicado el panorama a nivel global.
Aunque el petróleo ha bajado de la cota superior a los $120 dólares por barril y ya comienzan a fluir las mercancías desde China y otros centros de exportación, la economía mundial se tomará muchos meses más en volver a tener el nivel de actividad que exhibió durante el período anterior a la pandemia.
En el caso dominicano, aunque el Banco Central anuncia que la economía crecerá en un 5.4% y que la inflación ha comenzado a moderarse, la inmensa mayoría de los dominicanos sigue padeciendo de las alzas de precios de los alimentos.
Que los precios de los alimentos no estén creciendo a la velocidad de meses anteriores, no quiere decir que estén bajando ni que vayan a bajar. Podrán no seguir subiendo, si no sigue subiendo el dólar, pero es muy poco probable que alguno baje, salvo excepciones estacionales.
Un detalle importante es que los aumentos de precios han afectado más a la clase media y, en especial, a la clase pobre del país. También han afectado a miles de pequeñas y microempresas por los aumentos de precios de los productos y materias primas que utilizan. Esto ha sido una cadena interminable de aumentos, en perjuicio de los que menos tienen.
De ahí que, en lo inmediato, la única forma de restablecer la capacidad de compra del dominicano y aliviar sus penurias diarias, y la dificultad que tienen para mantener un nivel de vida digno, es mediante un aumento general de los salarios.
Un aumento de salarios a todos los empleados, trabajadores privados, servidores públicos. A todos, sin exclusión. Se dirá que eso es inflacionario. Mentira, porque es posible seguir moderando la inflación con medidas monetarias, como se viene haciendo. Además, un aumento general de salarios aumentará la demanda de bienes y servicios, lo que se debe traducir en un aumento de la producción, las ventas y los empleos, así como en una mejoría de las recaudaciones fiscales.
Y ese aumento no puede ser tímido, bajo o moderado. Tiene que ser importante, apreciable, para que genere una especie de choque de expectativas positivas, que nos permitan terminar este 2022 en mejores condiciones y con el optimismo de que el año venidero puede y debe ser mejor para todos. Es el momento de aumentar los salarios para beneficiarse del circulo virtuoso que puede crear una medida de esa naturaleza. Un poco más de inflación puede ser compensada con más restricción monetaria. Lo que no debe seguir siendo restringido por la inflación es el salario dominicano. El momento es ahora.