La confianza es un factor determinante para el manejo de la economía y los mercados financieros; sin esta los Estados no pueden operar con eficiencia. En tiempos como los actuales en que los gobiernos buscan estimular la recuperación económica y las empresas financiamiento para sus inversiones, crédito para las importaciones y exportaciones, estas reacciones convierten muchas veces la economía financiera en una crisis de la economía real.
Siempre que se planifica un período se analizan dos elementos fundamentales, primero; la estrategia de salida para los altos déficits fiscales y segundo; el manejo del endeudamiento y las tasas de interés. Nos enfrentamos a varios desafíos; salir muy rápido, creando una recuperación demorada, doble inmersión en la crisis económica; o arriesgarse a una crisis fiscal por retrasarse en la toma de decisiones políticas.
La Dirección General de Crédito Público muestra en su portal que la deuda pública a noviembre del recién pasado año 2021 arrojó un incremento, proyectándose en 47,618.7, cifra (preliminar) expresada en millones de dólares que fue consensuada con las entidades financieras locales y cuyo PIB nominal actualizado (agosto 2021) con el Banco Central, MEPyD y el Ministerio de Hacienda. Lo preocupante es que no se atiendan el gasto de capital por falta de planificación o retraso en la erogación de los fondos.
Reestructurar la deuda pública, extender las cuotas de pagos, atender la política fiscal con mayores ingresos puede ser una estrategia inteligente, no obstante, en una mirada contable, se debe tener pendiente que las partidas presupuestarias que no fueron ejecutadas durante un período específico no necesariamente son ahorros o sobrantes, perfectamente pueden traducirse en montos (asignaciones presupuestarias) de una pobre ejecución en la planificación del gasto.
La clásica receta Keynesiana todavía aceptada por los economistas, incluso algunos de relevancia, sostiene que más deuda pública y más déficits fiscales ayudan a sostener la economía, sin embargo, en ella se ignoran elementos estructurales de la crisis global, el incremento de las tasas futuras, temor a los altos impuestos, incertidumbre y aumento de los precios, prolongando o perpetuando los desequilibrios ya existentes.
De acuerdo con el artículo 19 de la Ley Orgánica de Presupuesto 423-06, este primero de enero de 2022 inició el ciclo presupuestario, un nuevo ejercicio que bien ejecutado puede colaborar con la estrategia de la deuda y la consecución de las metas nacionales.