La proyección del déficit fiscal es un indicador importante respecto de la estabilidad macroeconómica. En los altos déficits es donde se reflejan los desajustes: inflación, escasez de divisas, crisis de la deuda externa o el desplazamiento de la inversión privada; y cada tipo dependerá de la forma en que financia ese déficit.
No creo que exista una correlación simple entre el déficit y la inflación, aunque varios estudios y autores han comprobado una asociación de largo plazo entre el financiamiento del déficit a través de la creación de dinero inorgánico y la inflación, siguiendo la J invertida que hace referencia a la Curva de Laffer. En un lenguaje más sencillo, esto refiere a que los ingresos promedio de la emisión monetaria, como porcentaje del PIB, en principio suben reflejando posteriormente, y en el corto plazo, una baja.
Estos ingresos, que en el lenguaje económico también se les llama señoreaje, se traducen como el cambio reflejado en la base monetaria y dividido por el crecimiento económico real, resultando finalmente lo que conocemos como impuesto inflacionario.
¿Por qué la preocupación? Es que, a través de ese indicador, los gobiernos pueden determinar la perdida de capital sufrida por los tenedores de dinero en efectivo, como resultado del impacto de la inflación. La experiencia cuenta que en los casos de tasas inflacionarias superiores al 16% el señoreaje empieza a disminuir, porque las personas deshacen sus balances en la moneda nacional y los cambian por divisas o bienes raíces, que regularmente son los activos protegidos por la inflación.
Se debe observar con detenimiento el efecto que producen los déficits sobre las tasas de interés. Los países en los que sus mercados financieros no están reprimidos, los déficits fiscales altos que son financiados con deuda interna; bonos, préstamos bancarios y otros instrumentos de deuda, las tasas de interés se elevan, aun si estos cuentan con financiamiento externo. Se trata de buscar el balance, siempre.
Ahora bien, cuando se eleva el crédito interno en el sector público, esto provoca la entrada de capitales del exterior, y aunque aumenta la deuda externa, colabora para que se afecten menos muchos los niveles de las tasas de interés.
Los controles al crédito, la fijación de topes sobre las tasas de interés, que son características de los mercados financieros reprimidos, señalan que los déficits elevan la inflación, observando las tasas de interés nominal y real, convirtiéndose esta última en negativa.
¿Por qué es peligroso? Porque en los sistemas financieros reprimidos son los gobiernos quienes deciden los beneficiarios de los créditos, con criterios diferentes a los que dicta el mercado. Las consecuencias de las desintermediaciones financieras deterioran la calidad de la inversión.
Perspectivas de la inflación
De acuerdo con la información publicada en el portal web del Banco Central de la República Dominicana, esta entidad proyecta para el presente año 2022, una meta de inflación de 4%+/-1%. Lograr este balance se traduce en un ambiente positivo para las inversiones y la estabilidad de los precios, no solo en la canasta familiar, también en el sector construcción e hidrocarburos.
Este nivel de inflación va a requerir de una política monetaria restrictiva, si tomamos en cuenta que, en el 2021, en gran medida como consecuencia de aumentos de los precios de los commodities, algunos alimentos, materias primas y los problemas en las cadenas internacionales de distribución, la inflación acumulada fue de un 8.50%.
La inflación hace que el dinero pierda su valor (su capacidad de compra) y, por lo tanto, se afecta la calidad de vida de las personas. Por eso se suele decir que la inflación es el peor impuesto regresivo que existe.
El efecto inflacionario es preocupante, no solo para los actores políticos también para los sectores productivos, y, sobre todo, para los consumidores, por el impacto que tiene en la canasta familiar.
Aunque el Fondo Monetario Internacional y otros organismos estiman que la inflación se regularizará al segundo trimestre del año que recién inicia, ya son varias las personalidades y entidades que han expresado públicamente su preocupación por el incremento de los precios en nuestro país en los primeros días del presente año, en el que aún no parece cesar el impacto de la “inflación importada” en los precios locales. Controlar la inflación, mantener la estabilidad, suma al bienestar colectivo.
Carlos
16 de enero de 2022 a las 9:14 am
Excelente opinión de información económica de lo que es la realidad.