Después de haber repasado las experiencias del primer semestre que han sido recogidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional FMI; la Red Latinoamericana sobre Gobierno Corporativo; el Banco de Desarrollo de América Latina CAF; el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO; la Universidad Autónoma de México y otras entidades que promueven la investigación respecto de las EP en la región, su historia, los conceptos, casos y perspectivas, podemos concluir con que la relación entre ellas y los Estados no siempre es sencilla, aun representando éstas el 55% de la inversión total en infraestructura relacionadas a las economías emergentes.
Los gobiernos crean Empresas con objetivos y mandatos concretos, las que representan áreas estratégicas como el suministro de electricidad, agua, transporte, entre otros servicios, que impactan la calidad de vida de los ciudadanos. Las últimas dos décadas, las EP duplicaron su proporción cerca del 20%; ese crecimiento se vio impulsado por aquellas que pertenecen a los mercados emergentes, alcanzando sus activos un valor de USD 45 millones, monto equivalente a la mitad del PIB mundial.
A diario, los ciudadanos interactúan con la prestación de sus servicios, como evidencia de que son determinantes para la vida y sus medios, lo ha puesto en relieve la pandemia Covid19. No obstante, la recesión económica mundial provocó que muchas sufrieran dificultades, agravando la carga para las finanzas públicas.
De todo lo antes expuesto, hay algo que nos queda preclaro, los gobiernos tienen dificultades para supervisar de forma correcta las Empresas Estatales por tener estas personería jurídica. Una muestra tomada de un millón de empresas correspondientes a 109 países reveló que las empresas públicas en promedio, un tercio de ellas son menos productivas que las privadas. No es falta de capacidad para gestionarlas, sino, la escasa transparencia de sus actividades.
Estas entidades si son bien administradas y financieramente sólidas pueden contribuir en la lucha con la crisis y promover los objetivos de desarrollo. Sin embargo; para alcanzarlo muchas requieren de reformas, procurando que los costos para la economía y la sociedad no resulten tan elevados.
Las Empresas Estatales cuando funcionan de forma óptima colaboran con los países en la consecución de sus metas socioeconómicas, teniendo como factores decisivos la buena gobernabilidad y la rendición de cuentas.