El Día de Reyes, una tradición que llena de sonrisas los hogares, es un momento de generosidad, cariño y esperanza, donde la ilusión de un gran regalo inunda el ambiente. Este 6 de enero, quiero pedir algo más profundo, algo que puede cambiar nuestro futuro: la oportunidad de superar los malos hábitos y trabajar juntos por una sociedad más consciente.
Es el momento de dejar atrás los últimos tres del pasado y construir un futuro con mayor optimismo, basado en hábitos más saludables y una educación que nos impulsa hacia adelante. El respeto, la empatía y la moralidad son los cimientos que nos permitirán avanzar como sociedad. Sin embargo, aún vivimos atrapados entre la indiferencia y el caos, donde la falta de compromiso y el individualismo parecen gobernar nuestras acciones.
Algunos rechazan el cambio, aferrándose a una cultura libertaria, mientras que otros caen en la doble moral, defendiendo normas ajenas, pero ignorando las propias. La promiscuidad, el espectáculo vacío y el escándalo constante nos adormecen, distorsionando nuestros valores más fundamentales. Ante esto, surge la pregunta: ¿hacia dónde queremos ir como sociedad?
El primer paso es elevar las expectativas de nosotros mismos. No podemos esperar que las soluciones lleguen de otros, sino que debemos ser los primeros en cambiar. Es momento de establecer un régimen de consecuencias que nos hagamos responsables de nuestros actos y decisiones, y que nos recuerde que la indiferencia no puede prevalecer.
El camino hacia el cambio comienza con pequeñas acciones. Es hora de decir basta a las conductas que perpetúan el caos: el «dame lo mío», el «¿tú sabes quién soy yo?», la impunidad, el tirar basura en la calle, el incumplimiento de las leyes de tránsito y la falta de respeto al prójimo. Estas actitudes no son solo problemas individuales, son un reflejo de lo que somos como sociedad y de lo que necesitamos mejorar.
Este año, les pido a los Reyes Magos un regalo que trascienda: un milagro de conciencia colectiva, donde cada uno de nosotros se convertirá en un agente de cambio. El progreso comienza por las acciones cotidianas: educando a nuestros hijos en el respeto, el compromiso y la empatía; exigiendo responsabilidades a quienes nos rodean; y apoyando iniciativas que promuevan la justicia y el bienestar común.
Necesitamos ciudadanos comprometidos, dispuestos a tomar acción ya trabajar en conjunto por el bien común. Por eso, este 6 de enero, mi deseo es que logremos superar las barreras que nos dividen y avancemos como una sociedad más unida y responsable. Con el firme compromiso de un Estado que aplique efectivas y ciudadanos dispuestos a transformar su entorno, podremos construir un futuro donde la solidaridad, el respeto y la educación sean los pilares de nuestra convivencia.
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