Guillermo Pérez
El Gobierno restablecerá la verja limítrofe de cinco kilómetros en la frontera con Pedernales que fue barrida por la violencia torrencial de la tormenta Laura, que desde entonces ha dejado terreno libre al ingreso de un incontrolable flujo de ilegales haitianos, haciendo de esto un elemento inquietante en el ámbito militar y otros sectores del país.
Otra vuelta ayer a la frontera del más alto rango del Ejército dominicano, un día después de revelarse detalles sobre el deterioro de la situación en el cordón divisorio, reconfirma la gravedad del problema, al desaparecer los únicos obstáculos que frenaban un poco la migración ilegal, que ahora fluye sin la menor dificultad.
El comandante general del Ejército, Julio E. Florián Pérez, estuvo ayer en Pedernales, se reunió con el personal militar acantonado allí y declaró que el presidente Luis Abinader anhela que el problema de la verja de resuelva y el control migratorio sea efectivo.
“Todo al descubierto”
“Aquí había casi cinco kilómetros de vaya y cuando pasó la tormenta Laura se la llevó”, dijo el alto rango militar. El fenómeno natural, agregó, “dejó todo al
descubierto”, poniendo esto bajo estudio “para ver si eso, en la forma más rápido posible, se resuelve”.
El general Florián Pérez dijo que durante su gestión al frente del Ejército “me enfocaré en la frontera en toda su extensión”.
“Las fronteras son complicadas en todas partes del mundo y hay que prestarle atención”, subrayó. “La nuestra”, dijo, “tiene que ser viable y confiable, donde todo se haga en orden y sin ningún tipo de ilícito”.
Los haitianos, que continúan cada vez más sepultados en sus angustias y su miseria, en una desesperante carrera de suerte por no tejarse devorar por el enorme aguajero que cuelga sobre sus vidas, han encontrado terreno abierto por donde ingresan en masa y se dispersan entre comunidades rurales y ciudades.
Unos periodistas trataron en vano ayer de conocer una respuesta del director de Migración, Enrique García, sobre el flujo masivo de haitianos y los planes anunciados por el propio titular de ese ente migratorio para repatriar a indocumentados del país vecino.
El incesante flujo de migrantes haitianos sin documentos podría poner en entredicho cualquier intento por establecer la cifra ya establecida en espacios rurales y las grandes ciudades.
Bajo el título “Tenemos portones, pero no frontera”, el editorial de este diario ayer comenta que “fuera de los puestos militares o de Migración, el trasiego mayor de indocumentados y contrabandos se produce a lo largo de una franja evidentemente no controlada ni sellada del todo por la autoridad dominicana”.